Tras una cirugía de obesidad, es crucial un seguimiento médico riguroso para garantizar una recuperación segura y efectiva. Los estudios y revisiones periódicas son esenciales para monitorizar la salud general, la nutrición y la adaptación al nuevo estilo de vida. Inicialmente, las consultas médicas pueden ser una o dos el primer mes, enfocándose en la cicatrización, el control del dolor, y la correcta tolerancia alimentaria de la dieta progresiva (líquidos, purés, sólidos en pequeñas porciones).

Se recomienda realizar análisis de sangre a los 4 y 8 meses durante el primer año para evaluar niveles nutricionales como hierro, vitamina B12, ácido fólico, calcio y vitaminas liposolubles (A,D,E,K). Estos exámenes ayudan a identificar y prevenir deficiencias nutricionales comunes tras la cirugía. Además, se deben controlar los niveles de glucosa y lípidos en sangre, así como la función renal y hepática.

En los años posteriores, las consultas pueden espaciarse a revisiones anuales, manteniendo un enfoque en la salud nutricional y el bienestar psicológico. Estas revisiones incluyen evaluaciones de la dieta, el ejercicio, y el estado emocional para apoyar un estilo de vida saludable y sostenible. También es recomendable una analítica sanguínea anual y en mujeres de más de 40 años, al menos una densitometría ósea al año de la cirugía, sobre todo en los bypass.

La incorporación al nuevo estilo de vida de un programa de actividad física regular (al menos 3 sesiones a la semana) con ejercicios con frecuencia cardíaca del 65 al 85% de la frecuencia cardíaca máxima (220-edad), monitorizados mediante dispositivos de pulsera y registrados en aplicaciones móviles, son esenciales para que el paciente se motive, se marque retos y «crezca» en este proceso, en el que es esencial que incorpore entrenamientos funcionales de fuerza con intervalos de alta intensidad (los llamados HIIT). Nosotros podemos asesorarte en estos programas, que son esenciales para prevenir la pérdida de masa ósea y muscular (osteopenia y sarcopenia) y generar una pérdida de peso más saludable y satisfactoria para el paciente.

Recordad que es el paciente quien debe solicitarnos las citas de revisión, y que los programas psicológicos aportan soporte, no terapia. En estos casos necesitamos un programa psicológico «extra» habitualmente realizado por un equipo externo.

Finalmente, comentaros que comienza a haber evidencia científica que sugiere la utilidad de una gastroscopia de control al 3º-4º año post gastrectomía en manga (tubo gástrico), no así en bypass gástrico. El objetivo de esta gastroscopia es estudiar si hay un cierto grado de esofagitis. Puede ser más útil en pacientes fumadores y/o que requieran tomar inhibidores de bomba de protones (omeprazol y derivados) para controlar el reflujo ácido.

Por supuesto, los pacientes portadores de banda gástrica requieren revisiones con endoscopia o tránsito esófagogástrico y visita con cirujano bariátrico anual de por vida, pues al ser una prótesis esta puede desplazarse o generar daños locales.

Es vital mantener una comunicación abierta con el equipo de atención médica, incluyendo al cirujano, nutricionista y psicóloga, para cualquier ajuste necesario en el plan de tratamiento.

La cirugía de obesidad es solo el inicio de un camino hacia un estilo de vida más saludable, y el seguimiento médico es un componente crucial para lograr resultados exitosos a largo plazo.

Espero haberos ayudado

Fdo. Dr Miguel Ángel Escartí

Cirujano Bariátrico y Metabólico

Hospitales HLA La Vega (Murcia), Vistahermosa (Alicante), Moncloa (Madrid)