La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria ha elaborado un documento de consenso tras la celebración de su octavo congreso nacional.
Tras la celebración del VIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) en Valencia, esta sociedad científca ha elaborado un documento de consenso titulado «Propuestas para la prevención y el abordaje de la obesidad en España», donde hace hincapié en la necesidad de un enfoque multidisciplinar que haga frente a esta enfermedad con apoyo psicológico, sanitario y social. También se aboga por un tratamiento integral en todos los niveles –atención primaria y especializada-, y se indica la conveniencia de implementar una prevención primaria y la realización prioritaria de intervenciones comunitarias.
El documento señala que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacionales han calificado la obesidad como «epidemia emergente del siglo XXI» por las dimensiones adquiridas a lo largo de las últimas décadas, su impacto sobre la morbimortalidad, la calidad de vida y el gasto sanitario.
Se estima que en España la prevalencia de obesidad en la población supera el 15% y alcanza cifras del 30% y más en el colectivo de edad avanzada. Este fenómeno es más importante en población femenina y afecta particularmente a los sectores menos favorecidos de la sociedad, siendo especialmente preocupante la evolución de la prevalencia de obesidad infantil en nuestro entorno.
«Tomando en consideración el reto que supone lo expuesto –cita el documento-, la SENC, en el marco de su VIII Congreso Nacional, ha considerado oportuno plantear una reflexión sobre el problema de la obesidad y su posible abordaje integral a través de las aportaciones propuestas por su comité científico». Las distintas sesiones de trabajo generaron una serie de ideas y propuestas que quedan sintetizadas en el decálogo que reproducimos a continuación:
•La obesidad es un proceso caracterizado por un exceso de grasa corporal condicionado por factores genéticos y adquiridos, incluyendo estilos de vida y otros determinantes ambientales.
•Existe una predisposición genética actualmente difícil de determinar que afecta a un tercio de la población en la cual favorece el acúmulo de grasa y la resistencia a su pérdida. Es necesario seguir profundizando en la investigación de este sustrato condicionante.
•La dieta es un factor crucial en la aparición de este fenómeno, interviniendo factores relacionados con la ingesta energética, la composición cualitativa, la frecuencia de consumo, el tamaño de las porciones y la distribución de las raciones a lo largo del día que genera un balance energético excesivo que se acumula en forma de grasa.
•La producción de alimentos por parte de la industria alimentaria y su posterior elección está condicionada por las necesidades, actitudes y preferencias (demandas espontáneas o inducidas) de los consumidores. Esta dinámica ha favorecido la disponibilidad de alimentos de alta densidad energética y fácil adquisición y consumo.
•La mecanización de la sociedad ha propiciado un menor gasto energético en las tareas diarias y un aumento considerable del tiempo dedicado a actividades sedentarias con una disminución del tiempo dedicado al ejercicio físico, inducido fundamentalmente por los cambios tecnológicos, sociales y del entorno.
•El índice de masa corporal es el indicador más adecuado para la tipificación de la obesidad en la población adulta desde el punto de vista clínico y epidemiológico. En población en fase de crecimiento resulta más apropiado por su variación con la edad, utilizar los percentiles del índice de masa corporal específicos por edad y sexo (el z-score o el índice de masa corporal relativo se utilizará en el seguimiento) como cribado, tanto para el sobrepeso como para la obesidad.
•El tratamiento de la obesidad requiere un planteamiento a largo plazo con un enfoque multidisciplinar que contemple intervención dietética, prescripción de actividad física y cambios de conducta mantenidos en el tiempo, con apoyo psicológico, sanitario y social.
•Teniendo en cuenta la dimensión del problema, sería necesario crear una dinámica asistencial que permita el tratamiento integral de la obesidad en todos los niveles asistenciales.
•La prevención primaria de la obesidad debe iniciarse desde la etapa preconcepcional y fundamentalmente en la edad pediátrica priorizándose en la población de riesgo (peso excesivo al nacimiento; padres obesos y especialmente los niños con sobrepeso). En los adultos debe prestarse especial atención a los siguientes periodos de riesgo: embarazo, menopausia, cese de hábito tabáquico, interrupción de actividad física regular e ingesta de algunos fármacos.
La obesidad es una enfermedad y como tal debe ser percibida a nivel individual y colectivo. Deberían priorizarse las intervenciones comunitarias que favorezcan la elección y adopción de conductas alimentarias y de actividad física más saludables con implicación e interrelación de todos los agentes sociales relacionados con el
Fuente: Jano.es