Un estudio reciente realizado por investigadoras de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) muestra que las actitudes negativas y el estigma social que sufren las personas con sobrepeso aparece ya en los primeros años de escolarización, confirmando resultados previos de investigaciones realizadas en Estados Unidos. Según el último informe del Grupo de Trabajo Internacional sobre Obesidad (2008), alrededor de 155 millones de niños sufren sobrepeso en el mundo (uno de cada 10), de los cuales 40 millones pueden calificarse de obesos. En España, la situación es preocupante en el conjunto de la población, aunque es en la niñez donde el sobrepeso ha sufrido un incremento desmesurado en las dos últimas décadas, llegando a triplicarse el número de niños que sufren obesidad. La obesidad afecta actualmente al 16,1% de los niños españoles de los 6 a los 12 años, siendo el tercer país desarrollado en la tasas de personas con exceso de peso, superado sólo por Estados Unidos y Reino Unido. Este problema, con importantes consecuencias globales económicas y de salud, está siendo analizado en los últimos años desde la perspectiva de aquellos que padecen sobrepeso, pues a menudo se convierten en objetivos especialmente vulnerables de prejuicios, discriminación y rechazo. Junto a los claros efectos perjudiciales para la salud, la obesidad representa una desviación del canon de belleza de las sociedades occidentales, en las que se han producido en las últimas décadas cambios importantes en las concepciones de belleza y normalidad. Numerosos estudios muestran que la delgadez es cada vez más valorada, mientras que la gordura se percibe de forma crecientemente más negativa. Asumiendo esta contradicción evidente entre el cuerpo ideal y el cuerpo real, y adaptándola a la población infantil, podríamos afirmar que nuestros niños y jóvenes son cada vez más gordos, mientras que el ideal de belleza que les transmitimos desde muy temprano se asocia a una delgadez, en algunos casos, extrema. Los prejuicios hacia las personas que sufren sobrepeso vienen siendo objeto de estudio por parte de la psicología social desde hace más de 40 años en Estados Unidos. Los múltiples trabajos realizados en esta área confirman que los adultos y niños con sobrepeso deben enfrentarse a múltiples situaciones de discriminación y estigmatización en todos los ámbitos de la vida: trabajo, educación, sistema de salud, relaciones interpersonales, etc. En una investigación reciente, Irene Solbes se propuso analizar las actitudes hacia los niños con sobrepeso en un grupo de 120 niños de 6 a 12 años, como parte de su tesis Doctoral dirigida por la Dra. Ileana Enesco de la Universidad Complutense de Madrid. Parte de este trabajo saldrá publicado a finales del mes de febrero en The European Journal of Obesity – Obesity Facts, dentro de un número especial dedicado este tema. El estudio se realizó mediante entrevistas individuales aplicadas a los participantes con ayuda de un ordenador portátil y un software informático. El procedimiento consistía en la presentación de fotografías de niños y niñas con distintos tipos de complexión física (peso medio / sobrepeso), pidiéndoles que contestaran a una serie de preguntas. Concretamente, se instaba a los niños a que mostraran sus preferencias (¿cuál te gusta más?, ¿cuál te gusta menos?), que eligieran posibles compañeros para realizar actividades infantiles significativas (¿con cuál te gustaría / no te gustaría jugar en el recreo, trabajar en clase, etc?), o que les atribuyeran distintos tipos de adjetivos insertos en pequeñas historias (¿cuál es el personaje bueno/malo, listo/tonto…?). El procedimiento general estaba inspirado en las investigaciones realizadas durante décadas por parte de psicólogos evolutivos en el área de los prejuicios y estereotipos étnico-raciales a lo largo de la infancia. Los resultados generales de este trabajo muestran que los participantes poseían claras actitudes positivas hacia los iguales con complexión física media, siendo este tipo de niños elegidos mayoritariamente como los que más les gustaban, los preferidos como compañeros de juego o trabajo, y aquellos a los que se les adscribían distintos adjetivos positivos como bueno, listo o limpio. Por el contrario, las fotografías de los niños con sobrepeso fueron objeto de actitudes fuertemente negativas: fueron seleccionadas como los niños que menos gustaban a nuestros participantes, aquellos con los que no les gustaría jugar o trabajar en clase, asignándoles a su vez una gran cantidad de adjetivos negativos como sucio, malo o tonto. Estos datos parecen confirmar que los aspectos relacionados con el atractivo físico (el cual, según las normas occidentales, se ajusta a un determinado prototipo de cuerpo), ha adquirido un papel muy relevante en las relaciones de los niños desde los primeros años de educación formal. Los trabajos en este campo indican que los niños que crecen en las sociedades occidentales idealizan la delgadez desde edades muy tempranas, a la vez que denigran a los compañeros que padecen sobrepeso, asociando a esta condición rasgos personales que nada tienen que ver con el peso o el tipo de cuerpo que se posea. Por otro lado, los resultados mostraron también que las actitudes fuertemente negativas recibidas por los niños con sobrepeso se reducían considerablemente a lo largo de la Educación Primaria. Sin embargo, sutiles asociaciones automáticas entre determinados atributos negativos y el sobrepeso parecen persistir a lo largo de toda la vida. Según las autoras de este trabajo, los resultados obtenidos en esta investigación obligan a la sociedad a reflexionar sobre distintos aspectos del problema. Por un lado, pese a que la obesidad es en parte un resultado de las condiciones actuales de vida (sedentarismo, hábitos de alimentación no saludables, etc.), la sociedad castiga a las personas con sobrepeso discriminándolas y, en muchos casos, prejuzgándolas como menos capaces intelectual o moralmente, faltas de autocontrol o de fuerza de voluntad. Por otro lado, debemos prestar atención a los modelos de belleza que los medios de comunicación, los propios padres o incluso la escuela inculca a los niños desde muy temprano, así como a las imágenes estereotipadas que estos mismos medios presentan de los niños con sobrepeso. Fecha: 07/03/2010
Fuente/s: Madri+d