Enfermedad multigénica
Para Joan Josep Vendrell, endocrinólogo del Hospital Juan XXIII de Tarragona e Investigador Principal del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), aunque pequeño, este nuevo avance en el mundo de la susceptibilidad genética a la diabetes es importante ya que, al tratarse de una enfermedad multigénica, es necesario conocer esas «pequeñas contribuciones de múltiples genes que acaban dibujando un perfil de riesgo». Según explica, el papel del nuevo marcador HMGA1 es especialmente interesantes ya que, de las 34 variantes comunes que se han asociado con la enfermedad, tan sólo dos tienen relación con la resistencia a la insulina. «Ahora, con este nuevo trabajo, disponemos de un nuevo gen que puede tener un papel relevante en este aspecto», añade este especialista, quien también señala que «éste deberá incluirse entre los candidatos a ser estudiados con más profundidad en futuros trabajos de campo». El camino de la investigación, continúa, será largo porque, aunque cada día se conocen más datos sobre la carga genética de la enfermedad, «la información aún es de poco peso en cuanto a su poder para identificar personas con riesgo de heredar la diabetes». Desde el CIBERDEM se está llevando a cabo un banco de muestras de ADN con la intención de replicar este tipo de estudios en nuestro país.
Un paso más
Aunque los investigadores reconocen que su trabajo sólo supone un paso más en el complejo mundo de las enfermedades metabólicas y que los genes descubiertos hasta ahora sólo explican un 10% de la herencia genética de la enfermedad, también subrayan que sus hallazgos tienen importantes implicaciones. «En primer lugar, estas variantes pueden servir como un marcador predictivo tanto de resistencia a la insulina como de diabetes tipo 2, especialmente en aquellos individuos que tengan antecedentes familiares de la enfermedad», comentan los investigadores. Además, añaden, también pueden ser útiles para predecir la respuesta a la terapia, prever la evolución de la enfermedad o trabajar en la búsqueda de nuevos fármacos. En un editorial que acompaña al trabajo, Abhimanyu Garg, de la Universidad de Texas (EEUU), subraya que esta identificación de nuevas variantes genéticas podría traducirse pronto en nuevas opciones terapéuticas, si bien reconoce que son necesarias nuevas investigaciones que confirmen los datos presentados. Referencia: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/03/01/corazon/1298994956.html