La depresión es un trastorno afectivo, que afecta a 121 millones de personas en todo el mundo y se caracteriza por un estado de tristeza que varía desde bajadas del estado de ánimo que son características de la vida misma, hasta el síndrome clínico, de gravedad y duración importante con signos y síntomas asociados, tales como apatía (baja apetencia por realizar actividades de la vida cotidiana), anhedonia (no sentir placer al realizar actividades que antes de estar en este estado, sí se sentía), llanto, etc.

Científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Universidad de Navarra, afirman que la ingesta de comida basura (como la bollería industrial, alimentos precocinados, pizzas…), eleva el riesgo de padecer depresión.
El estudio se ha llevado a cabo con 8.964 participantes sin diagnóstico de trastorno depresivo, del Seguimiento Universidad de Navarra (SUN). Este proyecto se inició en 1999, y en estos momentos cuenta con más de 20.000 participantes.

Esto nos aporta información añadida al efecto de la comida rápida sobre nuestro organismo, y es que no sólo nos puede proporcionar problemas coronarios, sino que también pueden afectar a nuestro estado afectivo.

Al parecer los resultados de este estudio, muestran que las personas que ingieren en mayor medida comida de esta índole, presentan hasta un 40% más de riesgo de padecer depresión que sujetos que no la consumen.

Un aspecto interesante de este estudio, es que los participantes seguían un patrón dosis-respuesta “a mayor consumo de comida basura- mayor riesgo de sufrir depresión”. Esta tendencia, en cambio, no se asoció en el caso de la bollería industrial. Por otro lado, el incremento del riesgo de padecer la enfermedad se mantenía constante con relativamente poco consumo de este tipo de comida.

Las posibles causas de esta relación se ha asociado con un incremento en la producción de citoquinas y con un empeoramiento del endotelio (tejido que recubre los vasos sanguíneos), al consumir comida basura. Las citoquinas pro-inflamatorias “son sustancias con capacidad inflamatoria que se relacionan con una disminución en la síntesis de neurotransmisores (necesarios para la transmisión nerviosa y que se encuentran disminuidos cuando se da enfermedad mental) y de factores relacionados con el adecuado funcionamiento neuronal y que se denominan neurotrofinas”. Por otro lado, el endotelio es capaz de sintetizar y secretar algunas de estas neurotrofinas, por lo que un funcionamiento inadecuado de éste podría conducir a un inadecuado funcionamiento cerebral.

Esta información nos dice, que personas que no tenían sintomatología depresiva al empezar el estudio, influyeron en su organismo al consumir alimentos altos en grasas trans, y esto les influyó en su estado de ánimo.
Con ello vemos, que nuestra conducta alimentaria puede influir a nivel afectivo.

Este estudio se puede consultar en la siguiente dirección: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/03/30/nutricion/1333111174.html

Isabel Rubió
IntraObes Psicología