Primero fue la televisión, luego llegó el ordenador y, por último, la explosión digital que ha llenado nuestras vidas de móviles, tabletas, redes sociales, videojuegos y un sinfín de dispositivos electrónicos. Los expertos advierten de que el abuso de todos estos entretenimientos tiene un efecto sobre la creciente epidemia de obesidad infantil, aunque, hasta el momento, las campañas de salud no han incidido en esta nueva amenaza.

Aunque, como cualquier tecnología, las nuevas posibilidades digitales también pueden usarse correctamente. Incluso hay grupos de médicos y científicos que pretenden utilizarlas para ayudar a los jóvenes a mantener un programa diario de ejercicio físico. Ahora es posible seguir los avances del paciente, o responder a sus dudas, sin que éste tenga que desplazarse al hospital. El cuarto del niño se convierte así en un lugar idóneo para realizar ejercicios, incluso con sus constantes vigiladas si hiciera falta, y con la posibilidad de contactar con su médico o, simplemente, informarle de que ha completado su programa del día. Pero la habitación también puede ser un entorno muy tentador para abandonarse a la vida sedentaria, repleto de pantallas, entretenimientos y contactos virtuales impensables hace sólo unos años. De un modo u otro, lo que parece claro es que la vieja recomendación de limitar las horas sentados frente a la tele se ha quedado obsoleta. Los jóvenes tienen ahora a su alcance muchas otras pantallas frente a las que pueden apoltronarse. No es extraño que consuman así gran parte de su tiempo, independientemente de que haya un televisor encendido en la sala, o no. Un reciente estudio dirigido desde la Universidad de Bristol y Loughborough (Reino Unido) ha seguido las actividades diarias de jóvenes de 10 y 11 años, y ha puesto de relieve que éstos suelen estar pendientes de varias pantallas al mismo tiempo. Por ejemplo, ven la tele mientras chatean o participan en redes sociales; y están pendientes del móvil mientras se carga un programa o un juego en su ordenador.

Todo a un mismo tiempo

La mayor parte de las veces hay varias pantallas, tanto fijas como portátiles, a su disposición, según han observado los investigadores, que han publicado su estudio en ‘International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity‘. «Ahora es posible ver la televisión ‘a la carta’ via internet, usar videojuegos en el ordenador portátil, consolas portátiles o teléfonos móviles, mantenerse en contacto con amigos con mensajes de texto, Facebook, Skype y MSN, y hacer todo ello al mismo tiempo», resumen los autores, liderados por el doctor Russell Jago, de la citada universidad. «Las campañas recomiendan que se reduzca la cantidad de tiempo que los niños pasan viendo la televisión. Sin embargo, los chicos de este estudio tienen a menudo acceso a un mínimo de cinco dispositivos electrónicos a un tiempo, y muchos de ellos son portátiles», indica Jago. «Necesitamos trabajar con las familias para desarrollar estrategias que limiten el tiempo total de visionado multi-pantalla«, agrega. En cualquier caso, los expertos reconocen que estas mismas tecnologías han aportado importantes efectos positivos en el desarrollo de los niños: «Como son su repercusion en relacion al aprendizaje y la adquisicion de diversas habilidades, que se han descrito tanto con el uso de la televisión como con diversos juegos de ordenador o videoconsolas», señala la investigadora Itziar Hoyos, que ha participado en el estudio británico desde la Escuela de Enfermería de la Universidad del País Vasco. La doctora Empar Lurbe, del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), está embarcada en un proyecto que pretende aprovechar las nuevas tecnologías para evitar la obesidad infantil. Espera que, al poner a estos dispositivos de su parte, sus jóvenes pacientes se muestren más dispuestos a llevar a rajatabla los ejercicios que deben hacer para ahuyentar el sobrepeso. En el proyecto, denominado ‘Etiobe’, participan tres universidades: Valencia, Jaume I y CEU Cardenal Herrera, además del Hospital General Universitario de Valencia, en el que trabaja Lurbe como jefa del servicio de Pediatría. El programa arrancó del siguiente problema: los chicos que seguían unas sesiones de ejercicio físico dirigidas por especialistas desde el propio hospital mejoraban su condición considerablemente, pero mantener la disciplina suponía un esfuerzo para ellos y sus familiares, quienes tenían que acompañarles.

Prometedor estudio piloto

Por ello, el primer paso fue comprobar si se podían obtener esos mismos resultados cuando los pacientes realizaban los ejercicios en casa. La respuesta fue afirmativa: «Seguían el programa y se reducía la obesidad de forma similar», señala Lurbe. Una vez constatada la viabilidad de trabajar a distancia, ha llegado el momento de usar las nuevas tecnologías de la información para aumentar este rendimiento. «Hemos hecho un estudio piloto muy prometedor y a partir de septiembre lo vamos a implementar de forma más amplia. Esperamos que la adherencia al tratamiento aumente». Es decir, si la hipótesis de los investigadores se confirma, la combinación de nuevas tecnologías y trabajo desde casa incrementará los buenos resultados obtenidos hasta ahora, tanto a distancia como en el hospital. «Hemos diseñado un programa con el que podemos comunicarnos con los niños, por ordenador o PDA, y ponerles objetivos», explica Lurbe. «Esto permite que los profesionales tengamos mucha más accesibilidad al paciente, y el paciente a nosotros». En principio, la tecnología serviría para informar dos veces por semana de los ejercicios que se han realizado. También pueden realizarse consultas o plantear dudas y, llegado el caso, se podría monitorizar a distancia la actividad del paciente mediante camisetas sensorizadas, que ofrecen información sobre frecuencia respiratoria, electrocardiograma, etc. «Sirve para asegurarte de que el chico hace lo que le has dicho», indica la doctora.

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/08/05/nutricion/1312566385.html