La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) alerta de que el 90% de las personas con Síndrome Metabólico padecen hígado graso. El hígado graso es una afección que no suele presentar síntomas aparentes pero suele asociarse con comportamientos alimentarios aberrantes y con fenómenos inflamatorios que podrían dar lugar a esteatohepatitis, cirrosis o cáncer de hígado. Para prevenirla y tratarla se recomienda una dieta rica en fibra y grasas Omega 3, con un aporte calórico de entre 1.200 y 1.500 calorías (ajustando esta cantidad según las necesidades concretas de cada paciente), combinada con la realización de ejercicio moderado. La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) quiere alertar del incremento notable de casos de hígado graso en los últimos años, destacando que el 90% de las personas con Síndrome Metabólico padece esta afección. Un porcentaje que se explica por el hecho de que esta dolencia va de la mano de otros factores de riesgo propios del síndrome metabólico (hipertensión, resistencia a la insulina, obesidad abdominal, triglicéridos elevados…), considerándolo un componente más de esta sintomatología. El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática no alcohólica, es una afección que consiste en la acumulación de grasa en el hígado. Normalmente éste tiene menos de 5 gramos de contenido de grasa por cada 100 de peso de manera que el diagnóstico de hígado graso se establece cuando el órgano tiene más de un 5% de su peso total con contenido graso. Se considera una enfermedad silenciosa ya que la mayoría de las personas que la sufren no presentan síntomas evidentes aunque hay pacientes que pueden experimentar una ligera sensación de presión o dolor en el abdomen, fatiga crónica o pesadez después de las comidas. El órgano de los mil metabolismos, llave de salud Las personas con hígado graso con frecuencia tienen comportamientos alimentarios aberrantes. Es decir, se levantan sin apetito pero por la tarde sufren ansiedad lo que los lleva a ingerir alimentos sin control, un comportamiento propio de los sujetos con sobrepeso. Frecuentemente presentan resistencia a la insulina y aumento de la grasa abdominal aún sin comer en exceso. Al hígado se le considera el órgano de los mil metabolismos porque fabrica proteínas, produce elementos vitales para la sangre, filtra las toxinas que serían perjudiciales para el organismo, regula el metabolismo de las grasas y tiene capacidad de autorregenerarse, entre otras funciones, de tal manera que si no funciona condiciona la calidad de vida de las personas. Dieta rica en fibra y grasas omega 3 La alimentación tiene un papel primordial en el tratamiento del hígado graso siendo las recomendaciones más habituales la disminución del peso corporal y la modificación de la dieta. Es importante seguir una dieta hipocalórica que aporte entre 1.200 y 1.500 calorías, ajustando esta cantidad según las necesidades concretas de cada paciente, aumentar el consumo de fibra, bajar el de hidratos de carbono simples y el de grasas saturadas, aumentar el consumo de grasas omega 3 y suprimir completamente el consumo de bebidas alcohólicas. Todo ello completado con la realización de actividad física moderada para obtener un peso saludable y disminuir el riesgo cardiovascular.
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