La leche es un alimento nutritivo que puede formar parte de toda dieta saludable. Según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC 2015), deberíamos consumir de 2-4 raciones de lácteos al día según nuestra edad y situación fisiológica (embarazo, lactancia, etc.), seleccionando los productos enteros, desnatados, semidesnatados o sin lactosa, de acuerdo a las necesidades específicas de la persona. No obstante, y a pesar de sus bondades, la leche cuenta con una lista de falsas creencias que se han popularizado por la velocidad en la que se transmite la información por las redes sociales. Alergias o intolerancias a la leche Si alguien padece una alergia a las proteínas de la leche, debe retirar los lácteos de su dieta. Pero ello no significa, de ninguna manera, que quien tome leche acabará tarde o temprano por presentar una alergia. La alergia a las proteínas de los lácteos, debe ser diagnosticada por un médico especialista, y es más común en la infancia. Es muy importante no confundir la intolerancia a la lactosa (la lactosa es el hidrato de carbono o azúcar que contiene de forma natural la leche) con una alergia a las proteínas lácteas. En el primer caso se producen síntomas digestivos, mientras que en el segundo caso existirán síntomas graves (si la persona alérgica consume lácteos), que pueden incluso comprometer la vida. En la actualidad, hay un elevado número de casos «auto-diagnosticados» de intolerancia a la lactosa que no suelen confirmarse con estudios médicos rigurosos. En el caso de presentar una intolerancia real, existe en el mercado una amplia línea de productos lácteos sin lactosa, de esta forma se podrá seguir disfrutando de las bondades de la leche sin afectar el sistema digestivo. La ingesta de leche y el incremento de las mucosidades Hay una creencia popular acerca de que los lácteos incrementan la producción de moco en el sistema respiratorio. De acuerdo a un estudio publicado en la revista Journal of the American College of Nutrition, han concluido que las personas que creen que la leche aumenta la mucosidad manifiestan tener más sintomatología respiratoria que las que no lo creen, pero no se ha podido demostrar un aumento real de la mucosidad. Existe evidencia de que la leche no aumenta el moco en personas sanas ni altera las pruebas funcionales respiratorias en asmáticos. Sin embargo, hay unos pocos casos documentados en los que las personas con alergia a la leche de vaca presentan síntomas similares al asma. En conclusión, si no presenta una alergia a la proteína de la leche, no es necesario dejar de incluir los productos lácteos como parte una dieta sana y equilibrada, seleccionando las opciones sin lactosa en caso de ser intolerantes, y las opciones desnatadas o semidesnatadas en caso de tener la necesidad de reducir la ingesta calórica del día. Johana Marcela Márquez A. Nutrición Intra Obes. Fuente bibliográfica: Wüthrich B, Schmid A, Walther B, Sieber R. Milk consumption does not lead to mucus production or occurrence of asthma. J Am Coll Nutr. 2005 Dec; 24(6 Suppl):547-55. Thiara G, Goldman RD. Milk consumption and mucus production in children with asthma. Can Fam Physician. 2012 Feb;58(2):165-6.
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